#4 Y tú, ¿evalúas o calificas?
- Alba Gómez
- 18 nov 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 27 nov 2018

Cuarta clase de innovación y TIC’s y ha sido el momento de hablar de la evaluación. Sí, eso tan temido por todos en nuestra época de estudiantes. Eso que determinaría tu aprobado o suspenso, y la bronca correspondiente de tus padres. Eso que habla por ti sobre cuánto sabes.
Pero, realmente, ¿qué es la evaluación? ¿Cuál es la diferencia entre evaluar y calificar? Calificar consiste en dar una puntuación numérica a una situación no definida. Por este motivo, se desconoce el significado real de esa nota, ya que no va acompañada de una evaluación, y no se sabe cómo mejorarla. Por el contrario, evaluar consiste en recoger información que nos permite constatar el grado de adquisición de los objetivos o metas que se han planteado, para poder tomar decisiones de continuidad, de mejora o de cambio.
Esta evaluación se tiene que llevar a cabo sobre los contenidos adquiridos por los alumnos pero también, y más importante desde mi punto de vista, sobre una serie de competencias definidas en la legislación, ya que estas competencias nos hablan del desarrollo integral del alumno: de su capacidad de decisión, de reflexión, de sus valores éticos, su capacidad de resolución de problemas… El nivel de adquisición de estos contenidos y competencias se tiene que evaluar de acuerdo a unos criterios de evaluación y, para ello, se puede recurrir a la utilización de rúbricas o escalas de evaluación.
Esta evaluación tiene que ser global: como ya he dicho antes, evaluar todos los aspectos del desarrollo del alumno; pero también tiene que ser continua.
Si una evaluación adecuada se basa en estas dos características, está claro que lo que se hace actualmente con los alumnos en la mayoría de los centros no es evaluarles. Un examen final, que determina todo lo que has “aprendido” durante el curso. ¿El resultado de ese examen? Una nota. Y esto, por desgracia, es calificar. Algo que no es constructivo para el alumno, ya que no le sirve para mejorar. No puede conocer qué le falta por aprender. ¿Qué pasa si tienes un mal día y te sale mal el examen? ¿Es que acaso no cuenta todo lo que hay detrás de eso? Las horas de estudio, el esfuerzo, la participación en clase, la buena actitud…

Existen muchos instrumentos de evaluación que nos permitirían llevar a cabo una valoración más efectiva y más amplia de lo que los alumnos han conseguido, de lo que les falta por conseguir y las áreas en las que tienen dificultades de aprendizaje. Podemos recurrir a debates, trabajos escritos (individuales y en grupo), exposiciones orales, proyectos… y sí, también a los exámenes, pero como algo complementario, no determinante.
Además, evaluar no tiene por qué ser aburrido (porque dudo que a alguien le guste aprenderse de memoria el temario y soltarlo como un loro, para que al día siguiente se le olvide). En clase un simple juego en Kahoot lo ha demostrado. Una sencilla aplicación en la que poner exámenes a tus alumnos, y les tendrás a todos implicados por ver quién obtiene la mayor puntuación en el juego. Si el alumno descubre que prestando atención a la clase le va mejor en el juego, estará más atento a las explicaciones y estará aprendiendo.
Yo, como futura profesora, utilizaré los exámenes como forma de evaluar, pero como algo complementario a otras actividades que tendrán una mayor importancia. Y está claro que al final tienes que dar una calificación a tus alumnos, porque es lo que están buscando, pero basada en un trabajo previo de seguimiento, y siempre acompañada de los aspectos a mejorar y los logros que han conseguido.
Esta evaluación no solo se tiene que aplicar a los alumnos, si no que ellos también tienen derecho a evaluarnos a nosotros como profesores que somos, para que podamos conocer aspectos en los que poder mejorar.

Además, también utilizaré la autoevaluación. ¿Acaso no es igual de importante hacer una autocrítica de nuestro trabajo, nuestras aptitudes y nuestras dificultades? Esto es algo que los alumnos raramente se suelen preguntar. La autoevaluación es una manera más de aprendizaje que, al final, es lo que buscamos: un aprendizaje en todos los aspectos del desarrollo de la persona como ser humano.
Sabiendo la cantidad de opciones que tenemos para evaluar a nuestros alumnos, ¿a qué esperamos para utilizarlas?
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