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#3 Reta a tu cerebro

  • Foto del escritor: Alba Gómez
    Alba Gómez
  • 15 nov 2018
  • 3 Min. de lectura


Tercera clase de TIC’s y puedo decir sin duda alguna que ha sido la clase que más me ha llamado la atención. Hemos hablado sobre la Neurociencia y, en concreto, por nuestra especialidad, de la Neuroeducación, que se basa en entender nuestro cerebro para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Lo primero que hemos hecho al entrar a clase, ha sido recibir un folio y escuchar las palabras: romperlo en dos. Todos los compañeros a mi alrededor doblando y cortando el papel en dos partes idénticas y yo, como no, ni me paré a pensar para qué íbamos a utilizar ese papel. Simplemente me dejé llevar y rompí el papel como me apeteció. Las dos partes más desiguales que podáis pensar. Y ahora viene lo mejor: con uno de los trozos de papel teníamos que hacer un avión. Si, habéis leído bien, un avión de papel. Os podéis imaginar mi cara cuando me di cuenta que tenía que hacer algo decente con alguno de esos trozos de papel amorfos. It was like… are you kidding me?


Parecíamos niños en nuestra primera clase de papiroflexia, todos concentrados, dando lo mejor de nosotros para hacer un súper avión de papel y, lo más importante, disfrutando. Porque de eso se trata. De disfrutar. Y aprender disfrutando. Porque si te diviertes o te emociona, será mucho más fácil aprender lo que has dado.


Y hablando de emociones. Si alguien no ha visto el vídeo de La historia de Jody: plasticidad cerebral, de verdad, ya está tardando. Yo no lo conocía hasta la clase de la semana pasada y, de verdad, me quedé alucinada. Literalmente, le abren la cabeza a una niña que padece ataques de epilepsia y le quitan la mitad del cerebro responsable de esos ataques. La mitad derecha, el lado de las emociones. Lo primero que pensé: menuda salvajada. ¿Cómo pueden hacerle eso a una niña tan pequeña, que va a quedar afectada de por vida? Mi sorpresa vino cuando ocurrió todo lo contrario. Desaparecieron los ataques de epilepsia y con esfuerzo y perseverancia la niña había aprendido a manejarse solo con la mitad del cerebro. ¡Andaba y se la veía alegre y feliz! Pero, ¿no le habían quitado la parte emocional del cerebro? Este había sido capaz de adaptarse a la nueva situación y desarrollar nuevas conexiones neuronales que le permitieron suplir las funciones de lado del cerebro que faltaba. Esto ocurre gracias a la plasticidad cerebral. La plasticidad es una propiedad inherente al cerebro que hace que este sea moldeable y posibilita la capacidad de aprendizaje durante toda la vida.


Ya he dicho que en ese caso fue posible ese desarrollo de neuronas, pero esta frase que tanto solemos escuchar también tiene una parte de razón. La mayor cantidad de conexiones entre neuronas se producen en los primeros años de vida y va reduciéndose el número según envejecemos. Por esto no podemos acomodarnos. Tenemos que retar a nuestro cerebro cada día, para que de lo mejor de sí y no pierda esa capacidad de crear conexiones.


Igual que ocurre en nuestra vida diaria, ¿no te has preguntado por qué siempre vuelves a casa por el mismo camino, casi sin darte cuenta? Cambia esos hábitos, dale caña a tu mente.


Ya que lo tenemos que hacer con nosotros mismos, también lo tenemos que poner en práctica con nuestros futuros alumnos en las aulas. Porque está demostrado que, cuando mayor actividad tiene el cerebro, es durmiendo y realizando proyectos, y no estando en el tipo de clases monótonas que se imparten hoy en día. Tenemos que motivarles, fomentar el trabajo en grupo, el debate, las manualidades y proyectos. Sorprenderles y sacarles de la rutina. Un aprendizaje guiado por las emociones. ¿A qué esperamos para empezar a implementar estos cambios?


El cerebro es un órgano maravilloso e impredecible, y nosotros tenemos la obligación de potenciarlo cada día de nuestra vida.

 
 
 

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​©2018 by Alba Gomez Usero .

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